viernes, 19 de julio de 2013

Biblia-Citas





Cuando necesites paz interior
Lucas 10, 38-42
   38  Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39   Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» 41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; 42  y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.»


Cuando estés tentado
Mateo 26, 36-46
   36 Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.» 37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. 37Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo.» 37 Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú.» 40 Viene entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? 41 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.» 42  Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.» 43 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados. 44 Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. 45 Viene entonces donde los discípulos y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. 46 ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cer



Cuando estés enfermo
Romanos 5, 3-10
   3 Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; 4 la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, 5 y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.
6 En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; 7 en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; 8 mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. 9 ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera! 10 Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida!



Cuando llores la muerte de un ser querido
1 Tesalonicenses 4, 13-18
   13 Hermanos, no queremos que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús. 15 Os decimos eso como Palabra des Señor: Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la Venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron. 16 El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar. 17 Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor. 18 Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.



Para el Adviento
Romanos 13, 11-14a
   11 Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís. Porque es ya hora de levantaros del sueño; que la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. 12 La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. 13 Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. 14 Revestíos más bien del Señor Jesucristo.


Para la Navidad
Isaías 9, 1-3. 5-6
1  El pueblo que andaba en tinieblas
2  vio una luz grande.
  Los que vivían en tierra de sombras,
  una luz brilló sobre ellos.
  Acrecentaste el regocijo,
  hiciste grande la alegría.
  Alegría por tu presencia,
  cual la alegría en la siega,
  como se regocijan repartiendo botín.
3  Porque el yugo opresor
  el bastón de su hombro
  has roto, como el día de Madián.
5  Porque una criatura nos ha nacido,
  un hijo se nos ha dado.
  Estará el señorío sobre su hombro,
  y se llamará su nombre
  «Maravilla de Consejero»,
  «Dios Fuerte», «Siempre Padre»,
  «Príncipe de Paz».
6  Grande es su señorío
  y la paz no tendrá fin
  sobre el trono de David
  y sobre su reino,
  para restaurarlo y consolidarlo
  por la equidad y la justicia,
  desde ahora y hasta siempre,
  el celo del Señor de los ejércitos lo realizará.


En tiempo de Pascua
Romanos 6, 3-11
   3 Hermanos, los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. 4 Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.
   5 Porque si hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante; 6 sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado. 7 Pues el que está muerto, queda librado del pecado.
   8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, 9 sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. 10 Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para Dios.
   11 Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.